Por el Rvdo. P. César Ramírez, Historiógrafo Diocesano
Nilda Ernestina Lucca de Anaya, originaria de Guayanilla, Puerto Rico, fue una mujer excepcional cuya vida estuvo marcada por su dedicación a la educación y su compromiso con la fe. Nacida en 1927, fue hija de padres prominentes: su padre, Ernesto Enrique Lucca Dasta, era ejecutivo de Texaco y violinista, mientras que su madre, Angelina Oliveras Mercado, era maestra y hermana del exalcalde de Ponce, Blas Oliveras Mercado.
Después de pasar sus primeros años en Guayanilla, se trasladó a Ponce, donde creció junto a su hermano. Su educación formal la llevó a través de varias instituciones, desde la Escuela Emeterio Colón hasta la Escuela Superior de Ponce, donde se graduó en 1944. Posteriormente, ingresó al Instituto Politécnico de San Germán, donde destacó tanto académica como deportivamente, siendo una jugadora clave en el equipo de softbol femenino.
Tras obtener su bachillerato en Artes con especialización en biología, dedicó seis años de su vida a enseñar ciencias antes de decidir continuar su educación en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, donde obtuvo una maestría en Salud Pública. Fue durante este período que conoció a su futuro esposo, el cardiólogo ponceño Cándido Anaya Amalbert, con quien tuvo cinco hijos.
Aunque criada en la fe católica, encontró un hogar espiritual en la Iglesia Episcopal, donde también aseguró la educación religiosa de sus hijos. Sin embargo, su vida daría un giro significativo cuando sintió la llamada de Dios a la vocación sacerdotal.
En 1983, Nilda Lucca se convirtió en la primera mujer ordenada como sacerdote en Puerto Rico y en toda América Latina, un hito histórico que marcó un cambio radical en la iglesia anglicana. Su ordenación no solo fue un logro personal, sino que también abrió nuevas puertas para las mujeres en el ministerio religioso en la región.
Después de su ordenación, asumió el liderazgo en la Parroquia Santa María Virgen en Ponce, donde demostró un compromiso excepcional con la comunidad y la educación religiosa. Además, desempeñó un papel fundamental en la introducción de los Cursillos de Renovación Cristiana en Puerto Rico, demostrando su visión y liderazgo en la revitalización espiritual de la comunidad.
Su labor pastoral no se limitó a Puerto Rico; participó en misiones humanitarias en Nicaragua y Cuba, y fue una voz influyente en el “Movimiento de Lambeth” en Inglaterra, abogando por un mayor reconocimiento del papel de las mujeres en la iglesia.
Después de catorce años de servicio, se retiró en 1997 y se trasladó a Maryland, donde continuó su labor pastoral y voluntaria en la Iglesia Grace Episcopal Church y la Washington National Cathedral. A pesar de los desafíos, su compromiso con la fe y su comunidad nunca falló, dejando un legado perdurable como un ejemplo de dedicación y liderazgo en la iglesia.
Para leer la biografía completa de la Rvda. Presb. Nilda E. Lucca Oliveras y conocer más sobre su vida y legado, te invitamos a hacer clic en el siguiente enlace: Biografía completa de Nilda Ernestina Lucca de Anaya.
