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Nuestras Manos

Escrito por: Rvda. Presb. Ivette Linares Rivera – Iglesia Episcopal Diócesis de Puerto Rico

Como personas que compartimos este mundo, siempre se nos invita a ver fuera de nuestro círculo. Esto es para ver que necesidades hay y ver en donde puedo servir. En que lugar o circunstancia mis dones y talentos pueden ser compartidos en beneficio de toda la comunidad. La frase “Manos a la obra” es una muy común al momento de motivarnos para trabajar, para servir. Algo con lo que contamos siempre al momento de servir es nuestras manos. Esa parte de nuestro cuerpo que damos por sentada está ahí. Hoy te invito a que mires tus manos y reflexiones todo lo que has logrado al tenerlas. Lo que tienes hoy, lo has alcanzado con el esfuerzo de tus manos. Y lo que deseas alcanzar también se puede reflejar en acciones a través de tus manos.

“Miremos la necesidad de los que menos tienen. Enseñemos a nuestros pequeños a usar sus manos para el bien. “

Como país estamos viviendo muchas situaciones que nos retan. Una de ellas es la falta de mano de obra para todas las áreas de trabajo. Tenemos los medios para adquirir cosas materiales o servicios, pero no hay manos que nos las puedan proveer por falta de otras cosas. Es mucho lo que se habla en cuanto a posibles soluciones. Entiendo hay una invitación a que miremos nuestra parte en todo esto. Es momento de preguntarnos cuán verdaderamente agradecidos somos de las personas que con sus manos y esfuerzo nos proveen lo que necesitamos o queremos. No solo estamos hablando de trabajos remunerados sino también del trabajo voluntario. 

Nuestras manos son necesarias para continuar levantando nuestro país. Un pueblo que con la ayuda de Dios, podrá continuar en su camino cuando miremos a nuestro lado y compartamos lo que nuestra comunidad necesita. Nuestras manos son esenciales en esta labor. Ofrezcamos nuestras manos en amor para el servicio de Dios en la comunidad. Miremos la necesidad de los que menos tienen. Enseñemos a nuestros pequeños a usar sus manos para el bien. Dios nos ha dado tanto, y tanto también podemos ofrecer. Continuemos adelante, aunque el horizonte se vea distante o se vea no muy definido. ¡Usemos nuestras manos para el bien!

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