Con gran regocijo, la Diócesis de Puerto Rico conmemoró el Día de Cristo Rey en una solemne celebración. La Santa Eucaristía, llevada a cabo en el Coliseito Pedrín Zorrilla en la ciudad de San Juan, fue un emotivo encuentro que reflejó la unidad y el entusiasmo de las diversas comunidades que conforman la diócesis.
Desde el momento de su llegada, los asistentes irradiaban un espíritu motivador, compartiendo vivencias con otros miembros y participando en una recepción donde pudieron conocer de cerca los ministerios e instituciones de la Iglesia Episcopal Diócesis de Puerto Rico. Muchos fueron personalmente recibidos por el Obispo Diocesano, el Rvdmo. Rafael Morales Maldonado, cuya alegría era palpable al dar la bienvenida a aquellos que se congregaron para celebrar la gran festividad de Cristo Rey.
La atmósfera se llenó de música y animación bajo la dirección del Rvdo. Can. Ángel Dávila. El ministerio de música, compuesto por miembros de diversas feligresías, entonó un destacado repertorio que motivó a todos los presentes a bailar y experimentar la presencia divina de manera innegable.
En el transcurso de la Santa Eucaristía, el Obispo Rafael Morales se dirigió a la audiencia con un mensaje alentador, exhortándolos a convertirse en “instrumentos para mover a la gente, inspirarla y animarla, permitiendo así que Cristo reine en nuestras vidas y corazones”. Como parte integral de la celebración, se llevó a cabo un ofertorio especial que contó con la participación de fieles representando diversas generaciones. Este ofertorio, centrado en el uso del agua bendita como elemento principal, destacó la presencia del Espíritu Santo en las diferentes etapas de la vida cristiana, trascendiendo de una generación a otra, impulsados por la FE. De esta manera, el ofertorio se presentó como un símbolo de transición al cierre del Año del Espíritu Santo y la apertura del Año de la Fe, que lleva como lema “Creo, Señor, pero aumenta mi Fe”.
